Cartel de direcciones ubicado junto a un muelle con vista al mar, señalando diferentes destinos como Brasil, Alemania, Italia, Madrid, Toronto, Venezuela y París. El sol brilla en el horizonte, reflejándose en el agua, mientras una estructura de madera con forma de barco se encuentra a la izquierda. La escena transmite una sensación de aventura, exploración y posibilidades infinitas.

Una mochila, un viaje, ningún destino

Esta entrada es la parte 1 de 2 de la serie Nómada Digital

Hace tiempo que necesito un cambio en mi vida, soy feliz pero algo en mi interior me dice que no todo lo que podría, no me siento libre y es que, pensándolo en frío, aun a pesar de todas las libertades que tengo, no lo soy. Ha llegado el momento de girar el timón, de desafiar al destino y trazar mi propio rumbo. Es un camino incierto, con muchas curvas, probablemente piedras y obstáculos, ¡seguro! Habrá carreteras bien asfaltadas y otras por asfaltar, habŕa ruido y paz, movimiento y tranquilidad; en esta nueva etapa lo único que busco es a mí mismo, mi verdadero yo, como dice la canción:

«Qué vendrá? Qué vendrá? Yo escribo mi camino. Si me pierdo, es que ya me he encontrado. Y sé que debo continuar».

Zaz – Qué vendrá

Busco a mi ser inquieto, aventurero, creativo, a ese Alberto que guardo dentro de mi, que hace tiempo quiere salir pero por culpa de mis miedos tengo encerrado en esta cárcel de máxima seguridad. Estoy cansado de ese ajetreo, esa inmediatez del mundo actual, de la competitividad superflua y la obsesión por poseer lo mejor de lo mejor, aunque nada de ello importe realmente. Me hastía esta normalidad impuesta, ese ciclo de trabajar, comer, dormir y volver a empezar, el bucle de la vida que la gran mayoría damos por «normal», lo que nos han contado que es vivir.

No tengo un destino fijo, solo el propósito de conocerme mejor, de crecer, de explorar, de perderme por el mundo para encontrarme en él, he escuchado mil veces eso de que «la vida sólo se vive una vez» y aquí estoy viéndola pasar… Pues me he cansado!

Me llevo una mochila con lo imprescindible para mi trabajo, algo de ropa y mi ser, lo más importante, mi yo actual, al que aun le queda muchísimo por aprender y explorar, gente y lugares nuevos que conocer, ¡vivir! Que al final es de lo que se trata, quiero vivir mi vida, ser dueño de ella y que nadie venga a decirme si tengo que estar o no 8 horas encerrado en una habitación por cuatro míseros duros que al final, me servirán, como mucho, para tener cosas que no necesito, porque, últimamente, y cada vez más, siento que en realidad, me sobra la mayoría del lastre que cargo para realmente disfrutar de la vida y del, a pesar de todo, maravilloso mundo en el que nos ha tocado vivir.

Cómo decía antes, no sé hasta dónde llegaré ni cuánto durará, pueden ser quince días o pueden ser cuatro años, lo único que sé es que lo utilizaré para conocerme mejor a mi mismo, saber qué es lo que realmente quiero, replantearme mi futuro, nuestro futuro. En estos tiempos de incertidumbre, con un planeta pidiendo ayuda y un ser humano cada vez más desconectado de sí mismo y de sus orígenes creo que prefiero buscar alternativas, estoy harto de correr en la rueda infinita de la vida que nos vendieron.

Te invito a acompañarme en esta aventura, compartiré por aquí (probablemente por Instagram también) mis vivencias y experiencias, mis alegrías y tristezas. Tal vez, en el camino, pueda ayudar a otros a replantearse qué significa realmente vivir. El primer paso es el más difícil, pero también el más poderoso,

¡Allá vamos!

Navegación de la serieAbrazando lo desconocido, mi primer paso como nómada digital >>

Leave a Comment