El fin de la burbuja tecnológica

El fin de la burbuja tecnológica

Todo empieza con un éxito arrollador al que cada vez se suman más integrantes para luego explotar dejando sólo a los realmente «útiles». Ha habido burbujas en el sistema económico, burbujas en el sistema inmobiliario y parece que le toca a la tecnología, otra vez, años continuados de demasiado éxito terminan por pasar factura.

Ya ocurrió con las punto com, burbuja que empezó a finales del siglo pasado, supuso un crecimiento sin precedentes del valor de las acciones tecnológicas llevando a muchos inversores a especular en el sector provocando un impacto significativo en la economía mundial. Muchas empresas tecnológicas se vieron obligadas a despedir a sus empleados y a reducir costes, mientras que las empresas de capital riesgo no pudieron encontrar nuevas inversiones. Esto provocó un descenso de la innovación tecnológica ya que las empresas no pudieron seguir invirtiendo en investigación y desarrollo.

Un ámbito como el tecnológico en constante cambio es propenso a burbujas por su propia razón de ser ya que es habitual que surjan con facilidad nuevos proyectos o ideas que en un principio pueden ser rupturistas pero que por el propio vaivén del sistema tienen una alta probabilidad de terminar en una gran idea sobre papel mojado.

Parece que se vislumbra a lo lejos (o no tan lejos) otro estallido, las inversiones realizadas en el sector se intuyen sobredimensionadas y faltas de rigor, ya estamos empezando a ver despidos en las grandes y cómo empiezan a caer los valores de algunas de ellas. La fiesta parece haber terminado para las big tech y el sector empezará a estabilizarse normalizando inversiones pero sobre todo riesgos.

Y es que hemos arriesgado por encima de nuestras posibilidades, ingentes cantidades de dinero se han introducido en proyectos de dudosa viabilidad por lo que pudiera pasar más que por confianza, operaciones que quizá en otra situación no se hubieran llevado a cabo o no al menos con tanta ligereza. Twitter sin ir más lejos, viendo los últimos movimientos y por las palabras de su nuevo CEO parece ser que tenía más empleados de los realmente necesarios.

Uno se asustaría al adentrarse en el ecosistema startups y aceleradoras tecnológicas dónde gran parte de los negocios funcionan por contactos y se busca de forma activa la acumulación de proyectos en los que invertir por si alguno de ellos diera «el pelotazo» por casualidad, inversiones en proyectos sin tener ni idea de la viabilidad, ni la confianza más allá cuatro documentos exponiendo una situación idílica, mentores, inversores, asesores, etc, de gestión de proyectos más bien poco. Básicamente dinero intentando generar más dinero.

Ha habido y hay mucho humo, estamos asistiendo en directo a clases magistrales sobre cómo dilapidar enormes cantidades de dinero en ideas millonarias que al final resultan ser grandes fiascos, Meta de Facebook parece ser uno de ellos, hay quién dice que llega demasiado pronto, otros opinan que ni la tecnología ni la sociedad están preparadas aun para ello, lo que sí está claro es que del dinero invertido, al menos en un corto/medio plazo, poco se va a recuperar.

Eso sin mencionar las últimas tensiones mundiales, escasez de chips y recursos para fabricarlos que son vitales para un campo como el tecnológico. Quizá veamos mucha menos innovación en cuánto a hardware se refiere pero un impulso enorme en el software con la llegada de los algoritmos de aprendizaje automático e «inteligencia» artificial.

Es una burbuja diferente, no explotará como otras, pero sí se asentará en unos márgenes razonables, las empresas (y entidades privadas) actuarán con mayor recelo ante nuevas inversiones y se exigirán muchas más métricas, a los proyectos les costará más salir adelante por falta de recursos y sólo aquellos que realmente aporten utilidad serán los que sobrevivan.

Pero y ¿Tiene algo de malo esto? Veremos cómo evoluciona, al final los imprevistos forman parte del tablero y en esta época de incertidumbre resulta muy complicado hacer predicciones a largo plazo, lo que está claro es que toca abrocharse los cinturones porque vienen curvas.

Cualquier reflexión o sugerencia que quieras hacer tienes disponibles los comentarios.

Saludos

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