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Pi
La humanidad había avanzado mucho en términos de tecnología y ciencia. La colonización de otros planetas y el descubrimiento de la energía de fusión habían cambiado la vida en la Tierra para siempre. Sin embargo, un misterio seguía sin resolverse: el número Pi.

El laberinto
Había una vez un joven llamado Diego que estaba obsesionado con los laberintos. Desde que era niño, había sido cautivado por la idea de perderse en un enmarañado conjunto de caminos, y había pasado innumerables horas trazando laberintos en el suelo con palos o jugando videojuegos en los que debía encontrar la salida de un laberinto.

La Atlántida
En un futuro no muy lejano, la humanidad había alcanzado alturas inimaginables en la tecnología y la exploración espacial. Habíamos colonizado Marte, establecido bases en la Luna y enviado sondas a los confines del sistema solar. Pero había un lugar, aquí en la Tierra, que aún permanecía inexplorado y envuelto en misterio: la ciudad perdida de la Atlántida.

La vida en rosa
En el corazón de una ciudad olvidada por el tiempo, donde los edificios de ladrillo rojo se alzaban como gigantes cansados, vivía una mujer llamada Rosa. Su vida, como la de tantos otros, estaba marcada por la rutina y la monotonía, pero Rosa tenía un secreto. En su corazón, llevaba una pasión ardiente por la vida, una pasión que se manifestaba en su arte.

Una de piratas
En un rincón lejano de la galaxia, una estrella solitaria bañaba el planeta Gaia-7 con su luz tenue. Al igual que su estrella, Gaia-7 era un planeta excepcional; poseía el mineral más preciado en todo el cosmos, el Lumenium, capaz de alimentar los motores de las naves espaciales durante siglos.