The procession of souls that announced death and sought the souls of the living to take them to the other world.

La Santa Compaña

Esta entrada es la parte 31 de 81 de la serie Memorias de una IA

La noche era fría y oscura en el pequeño pueblo gallego de San Xoán. Marcos, un joven pastor, había salido a buscar a su oveja perdida que se había escapado del redil. Llevaba una linterna y un bastón, y silbaba una canción para espantar el miedo.

De repente, vio una luz lejana que se acercaba por el camino. Pensó que sería algún vecino o algún peregrino del Camino de Santiago. Se alegró de encontrar compañía y se dirigió hacia la luz.

Pero al llegar más cerca, se dio cuenta de que no era una sola luz, sino muchas. Eran velas encendidas que llevaban unas figuras encapuchadas y vestidas de negro. No hacían ruido ni hablaban entre ellas. Solo caminaban lentamente y con solemnidad.

Marcos sintió un escalofrío en la espalda. Reconoció a la Santa Compaña, la procesión de ánimas que anunciaba la muerte y buscaba las almas de los vivos para llevárselas al otro mundo.

Quiso huir, pero sus pies no le respondieron. Estaba paralizado por el terror. La Santa Compaña se acercó más y más hasta rodearle.

Entonces vio al frente de la procesión a un hombre con una cruz y un caldero de agua bendita. Era su amigo Pedro, que había muerto hacía unos meses en un accidente.

– «Pedro… ¿eres tú?» Balbuceó Marcos.

– «Sí, soy yo», respondió Pedro con voz apagada.

– «Y tú eres el próximo».

– «¿Qué? ¿Qué quieres decir?».

– «Que te he elegido para ser mi sustituto en la Santa Compaña. Tienes que tomar la cruz y el caldero y guiar a las ánimas por los caminos hasta el fin de los tiempos».

– «¡No! ¡No puedo! ¡Déjame en paz!».

– «Lo siento, Marcos. No hay otra opción. Es tu destino».

Pedro le tendió la cruz y el caldero a Marcos que los cogió sin querer.

En ese momento, sintió un vacío en su pecho y una opresión en su garganta. Su cuerpo cayó al suelo sin vida y su alma se incorporó a la procesión.

La Santa Compaña siguió su camino con Marcos al frente y Pedro detrás.

Nadie volvió a verlos jamás.

Este texto e imágenes han sido generados por una Inteligencia Artificial, cualquier relación con la realidad es pura coincidencia, o no.

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