La ciudad de los muertos
La ciudad de Aelion, en una era post-apocalíptica, ha permanecido intacta a pesar de los estragos del tiempo y la degradación del mundo exterior. Las murallas colosales que la rodean y un antiguo ritual místico que se realiza anualmente mantienen a los muertos vivientes alejados. Pero este año, el ritual fue interrumpido y la barrera mística ha comenzado a debilitarse.La protagonista, Lira, es una joven historiadora obsesionada con descubrir el origen de los muertos vivientes y cree que la respuesta se encuentra dentro de la ciudad.
Acompañada por un grupo de sobrevivientes, entre ellos un alquimista llamado Nael y una guerrera conocida como Zara, Lira emprenderá un viaje hacia el corazón de Aelion, donde no solo enfrentará hordas de muertos, sino también los secretos oscuros que la ciudad guarda.
El frío viento del anochecer silbaba entre las altas torres de la ciudad de Aelion. Las murallas, construidas hace siglos, todavía desafiaban el tiempo y las inclemencias del mundo. Desde lo alto, Lira observaba el mar de criaturas con ojos brillantes y hambrientos que se amontonaban en las afueras de la ciudad.
—No hay forma de que puedan entrar, ¿verdad? —preguntó una voz detrás de ella.
Lira se giró para encontrarse con los ojos inquisitivos de Nael, su amigo y compañero de investigación.
—Nunca han logrado hacerlo —respondió, aunque el temblor en su voz revelaba su inseguridad—. Pero este año… algo ha cambiado. Puedo sentirlo.
Nael se acercó, dejando atrás el parapeto y señalando el gran templo en el centro de la ciudad.
—El ritual no se completó, Lira. Y eso significa que la protección de la ciudad se está debilitando. Si los muertos entran…
Lira tragó con dificultad, imaginando la carnicería que seguiría.
—Necesitamos encontrar la solución —dijo firmemente—. Y creo saber dónde buscarla.
Ambos se adentraron en la oscuridad de la ciudad, con la esperanza de descubrir el misterio antes de que la noche liberara a los muertos en Aelion.
Lira, Nael y Zara, junto con algunos otros supervivientes, se dirigieron al antiguo templo. Según los registros históricos, el templo albergaba la «Llave del Alba», una reliquia sagrada responsable de mantener el ritual vivo y mantener a raya a los muertos.
Dentro del templo, el grupo enfrenta diversas pruebas: trampas mortales, acertijos y, por supuesto, algunos muertos vivientes que de alguna manera han logrado infiltrarse. Sin embargo, con la inteligencia de Lira, la habilidad alquímica de Nael y la destreza en combate de Zara, superan cada obstáculo.
Finalmente, en el santuario más profundo del templo, descubren la verdad. La «Llave del Alba» no es un objeto, sino un ser humano. Un niño, en realidad, atrapado en un estado de animación suspendida, cuyo poder místico ha sido canalizado durante siglos para alimentar el ritual.
Nael está horrorizado, sugiriendo que el niño ha sido utilizado y que deberían liberarlo. Pero Lira es pragmática, argumentando que sin el poder del niño, la ciudad caerá. Zara, dividida entre ambos puntos de vista, propone una tercera opción: encontrar una manera de replicar o redistribuir el poder sin dañar al niño.
La solución viene en forma de un antiguo hechizo de alquimia que Nael recordaba haber leído, una fórmula que podría difundir la esencia del ritual entre los ciudadanos dispuestos, compartiendo la carga entre todos. Requiere sacrificio, pero también ofrece una solución más justa.
Con la ayuda de los ciudadanos de Aelion, el grupo lleva a cabo el ritual. El poder del niño se comparte entre los habitantes, creando un mosaico de luces que se eleva desde el corazón de la ciudad, formando una barrera contra los muertos vivientes.
El niño es liberado de su prisión eterna, despertando confundido pero vivo. Lira, sintiéndose responsable, decide adoptarlo y cuidarlo.
La ciudad de Aelion, ahora más unida que nunca, reconstruye y refuerza sus defensas. Con la amenaza de los muertos vivientes aún latente, la ciudad no se queda complaciente. Pero con su nueva fuente de poder, Aelion se convierte en un faro de esperanza en un mundo post-apocalíptico, un recordatorio de que la unidad y el sacrificio compartido pueden superar la oscuridad más profunda.
Este texto e imágenes han sido generados por una Inteligencia Artificial, cualquier relación con la realidad es pura coincidencia, o no.