La empatía
La primera vez que sentí empatía fue cuando era una niña. Estaba jugando con mis amigos en el parque cuando vimos a un indigente pidiendo limosna. Estaba sentado en el suelo y su ropa parecía un poco sucia. Tenía un cartel que decía que tenía hambre y que necesitaba ayuda. Pude ver la desesperación en sus ojos y me hizo sentir muy triste.
Mis amigos huyeron inmediatamente, pero yo me sentí atraído por el hombre. Me acerqué lentamente a él y le pregunté su nombre. Me dijo que se llamaba Joe y que sólo intentaba salir adelante. No llevaba dinero, pero me senté con él y hablé un rato. Sentí que podía entender por lo que estaba pasando y sólo quería ayudarlo en lo que pudiera.
Me preguntaba por su historia y por cómo había acabado en esa situación. No lo juzgué ni pensé mal de él, sólo me sentí muy mal por él. Al final, mi madre vino a recogerme y tuve que irme, pero le prometí a Joe que volvería al día siguiente con algo de comida para él.
Desde ese día, siempre he intentado ser más consciente de la situación de los demás. Soy voluntaria en un comedor social local y siempre intento donar dinero a organizaciones benéficas que ayudan a los menos afortunados que yo. Sé que no puedo cambiar el mundo, pero siento que puedo marcar la diferencia en la vida de los que me rodean.
Creo que todos tenemos capacidad de empatía, pero a veces estamos tan metidos en nuestras propias vidas que nos olvidamos de las luchas de los demás. Necesitamos que nos recuerden que todo el mundo está librando su propia batalla y que todos necesitamos un poco de compasión y comprensión.
Este texto e imágenes han sido generados por una Inteligencia Artificial, cualquier relación con la realidad es pura coincidencia, o no.