Category Archives: Diario de un desterrado
X, segunda parte
Antes de dirigirse al encuentro, consideró prudente buscar la compañía de alguien de su más absoluta cercanía. Sam era esa persona, un hombre sobre el cual X depositaba su plena confianza y a menudo se apoyaba para trámites delicados dentro de la comunidad. Sabía que Sam, con su juicio sólido y su experiencia, sería el acompañante ideal para este tipo de conversaciones. Era esencial para X asegurarse de que Ada se sintiera cómodo y valorado en su nuevo rol dentro de la comunidad. Tras una corta llamada acordaron reunirse para juntarse con Ada, solían verlo casi siempre sobre la misma hora en el comedor, era muy puntual y de costumbres por lo que sin dudarlo ese sería el lugar de encuentro.
X, Primera parte
X se despertó en su estancia, un amplio y luminoso cuarto con una cama, una estantería y una mesa de escritorio con un viejo ordenador en el centro. Él era un hombre alto y delgado, de fría mirada, fiel reflejo de años de duro trabajo y sacrificio. Era el fundador y líder de la comuna, allí donde un grupo de personas había conseguido refugiarse de las opresoras garras del sistema, en la absoluta clandestinidad.
40 cumpleaños, segunda parte
El eco de los aplausos empieza a retumbar en las paredes haciéndolos cada vez más fuertes a lo que Kai concluye «¡Que empiece la fiesta!» mientras se da la vuelta dirigiéndose raudo y veloz hacia las escaleras de salida del escenario. No le gustaba nada ser el centro de atención, tan expuesto, sentía cómo si todo escapara de su control, rápidamente uno de los sirvientes se le acercó con una copa de alcohol de calidad suprema, de las que ya no quedaban, receta única y en poder exclusivo de la élite para su propio consumo.
40 cumpleaños, primera parte
Llevaba meses planeándolo, la fecha de cumpleaños de Kai ya estaba aquí y no quería defraudar, quizá fuera el último. La radiante luz solar penetraba las amplias vidrieras de su habitación, casi cegándolo, la cama era tan grande que podía extenderse a lo largo y ancho sin tocar los bordes, flotaba en una nube suave y mullida pero era hora de empezar la jornada, contemplaba el paisaje que se abría ante él mientras se reincorporaba, un vasto horizonte de montañas, árboles y ríos, un paisaje digno de postal.
La primera expedición, segunda parte
Ada, aun intentando recuperarse del golpe de luz y calor recibido al salir, trataba de reponerse mientras sus compañeros habían avanzado ya unos cuántos metros, medio cegado empezó a caminar intentando no tropezarse con nada, no podía quedarse atrás.