A warmly lit communal dining area in a vast underground setting. People sit around tables, conversing and enjoying a shared meal A juxtaposition of warmth in a high-tech dystopia

Miembro de la comunidad, segunda parte

Esta entrada es la parte 4 de 13 de la serie Diario de un desterrado

La atmósfera del comedor se apreciaba cálida, bastante relajada a pesar de la ya de por sí tensa situación, alrededor de las mesas se agrupaban las personas comiendo y charlando animadamente, el aroma a maíz recién horneado de antes se mezclaba ahora con los olores de otros alimentos, una mezcla rara pero ahora mismo, sabrosa, de repente sus bocas empezaron a salivar, la comida de fuera ya no tenía ni olor, todo en frías e insípidas tabletas con los nutrientes justos para mantener la energía, lo más parecido a un trozo de cartón. Antes aun al menos nos daban insectos para comer, ahora ya ni eso, todo son pastas ultra procesadas de sabores.

Todos allí parecían cansados pero listos para reponer fuerzas y recuperar sus tareas tras la pausa de media mañana. Ada y Sam, esquivando a los allí presentes se acercaron a una apartada mesa pero libre bajo una ténue luz de neón que alumbraba sutilmente uno de los rincones del lugar, bastante discreto. Una tortilla de maíz con aguacate y un un zumo de naranja recién exprimido para Ada y un bagel con queso cremoso acompañado de un aromático café para Sam.

Tucked away in the depths of an underground station is a dining area brimming with activity. Ambient lighting illuminates the scene, while whispers of conversations and laughter echo softly

Ada no podía evitar sentir un poco de envidia por la camaradería y sentido de comunidad que parecía haber en el lugar, dónde la gente parecía ser feliz a pesar de no tener casi nada en propiedad, disfrutaba de su tiempo y cooperaba por un objetivo común, compartiéndolo todo, hacía tiempo que eso se había perdido ahí fuera, allí ya nadie se preocupaba por el de al lado.

Sam, interrumpiendo el momento de reflexión de Ada pero algo apurado se levanta haciéndole un gesto para continuar, los dos habían terminado y no había mucho más tiempo para seguir estirando la conversación. Ada sin dudarlo corresponde levántandose y recogiendo su bandeja llevando los restos al depósito correspondiente y los envases al contenedor marrón.

«El contenedor violeta se utiliza para recoger baterías, mientras que el gris está destinado a componentes mecánicos puros. El negro es para los materiales que, lamentablemente, no encontramos forma de reutilizar. La comida al marrón y los demás ya los conoces», explica Sam, proporcionando una rápida orientación sobre el sistema de reciclaje de la estación; casi todo se reutilizaba allí abajo, no estaban para lujos.

Con sus bandejas ya vacías y en su lugar, Ada y Sam abandonan el lugar emprendiendo un nuevo camino hacia la enfermería, en silencio hasta que, sin mayor indicación Sam se adelanta y abre la puerta, el olor a desinfectante y medicinas llenaba el aire, había cajones con brazos y piernas mecánicas, muchos cables, bisturíes, bolsas de sangre y medicamentos por doquier. Ada, con una pizca de atrevimiento y algo de curiosidad. «Parece más un anexo al departamento de electrónica que una enfermería», soltó tímida e inocentemente, como una broma. Sam que se dirigía hacia una mesa en el centro de la habitación giró la cabeza y sonrío, «La electrónica, hace años forma parte de la medicina, van de la mano y mal nos iría de no ser así, tanto médicos como doctores y cirujanos deben conocer las partes mecánicas como biónicas o biológicas de sus pacientes, hace tiempo que la rama sanitaria dejó de ser exclusivamente orgánica, los circuitos y cableados son de lo más común, sobre todo para nosotros.»

– «Tienes razón», asintió Ada, «El hecho de llamarle enfermería y ver todo lleno de restos inorgánicos me ha llamado la atención, fuera no suele verse así».

– «Fuera, en las enfermerías, no es habitual su presencia porque las clínicas de nivel inferior no tratan a personas mejoradas artificialmente y la materia orgánica lógicamente es desechada, como aquí», responde Sam lleno de sabiduría mientras separa la vista y comienza a revisar unos papeles. Ada asombrado por la tecnología y los aparatos médicos sofisticados que allí se podían observar, mira a su alrededor. Mientras Sam, que revisaba los horarios de la gente, descubría que en ese momento no había ningún trabajador fijo asignado en la enfermería por lo que podían continuar hacia el resto de departamentos ya que poco más podrían hacer allí.

The entrance to a warehouse full of tools and utensils in an old, yet modern and slightly illuminated underground station

«Aquí es dónde vendrás en caso de algún percance Ada, esperemos que no lo necesites nunca», dice Sam con cierta condescendencia. Ada se sonroja.

«Bueno y en el mapa puedes ver la ubicación de todos los departamentos, seguridad, telecomunicaciones, logística y los que se me puedan quedar en el tintero, fíjate bien dónde está el almacén, incluso acércate hasta allí ahora que está Pet y seguro te puede explicar como funciona, será dónde tendrás que recoger las herramientas para las expediciones.», Ada que presta suma atención a todas y cada una de las palabras de Sam como si del mismísimo oráculo se tratara agradece con entusiasmo el tiempo que éste le ha dedicado y se despide mientras se dirige hacia la salida de la enfermería de la que sale Sam también a su paso. «Mañana te recojo por la mañana y visitamos los otros departamentos. Esta tarde puedes dedicarte a conocer más a la gente y los diferentes lugares de la comuna, piensa que enseguida empezarás tu entrenamiento. Hasta mañana Ada»,

– «Eso haré Sam, hasta mañana».

Ya en el almacén, un amplio cubículo lleno de estanterías y cajas con materiales custodiado por un hombre sentado tras un mostrador sobre el que sobresale una llamativa gorra con el logo de una de las marcas que gobiernan el exterior.

– «Hola, ¿eres Ada?» pregunta.

– «Sí, soy Ada. Sam me dijo que aquí habría alguien que podría explicarme el funcionamiento del almacén» respondió con curiosidad.

– «Claro, mi nombre es Pet y soy el encargado del almacén en este momento, nos vamos turnando. Ven, te enseñaré todo lo que necesitas saber».

Pet, que en ese momento se encontraba a cargo del almacén le explica a Ada el funcionamiento del sistema de clasificación y etiquetado de los materiales, cómo se registraban las entradas y salidas y cómo se garantizaba que todo estuviera en su lugar. Toda la información sobre los recursos estaba almacenada y era analizada para que su gestión se realizase de la manera más eficiente posible.

«Lo más importante que tienes que saber, Ada, es que cada vez que salgas de expedición tienes que pasar por aquí», dijo Pet con tono serio. «Necesitas estar bien equipado para cualquier situación, aquí encontrarás todo lo que necesitas, desde herramientas hasta armas pero también es importante que devuelvas todo lo que hayas utilizado, para que esté disponible para los demás. ¿Entiendes?». Con cierta inquietud responde, «Entiendo, todo es de todos».

A dark, enclosed room with screens on the walls and entertainment devices neatly distributed around the room, a man standing in the centre wearing virtual reality goggles

– «Así es, no pasa nada si algo se estropea, es normal, pero es de suma importancia ser consciente que aquí todo se comparte, tanto derechos como responsabilidades, debes tener la capacidad suficiente para determinar si una herramienta estropeada o rota debe ocupar el lugar de otro recurso, tráelo de vuelta sólo si las piezas pueden servirnos para algo.»

– «Tiene todo el sentido del mundo, la agilidad mental y la cooperación parece vital en situaciones como esta».

– «El hecho de que sea de todos no significa que no sea de nadie, cómo decía antes, es importante ser responsables con los recursos de la comunidad, compartimos cosas muy valiosas y algunas muy difíciles de conseguir, un error afecta a todos al igual que un triunfo es cosa de todos.»

– «Si habéis sobrevivido tanto tiempo será por algo, tendré todo esto muy en cuenta, voy a continuar Pet, te veré pronto y muchas gracias por tus sabias palabras».

– «Son más de 20 años ya, por cierto no sé si te lo han dicho pero tienes toda la información general sobre la comunidad, además del mapa con los puntos de interés, recursos y todo lo que puedas necesitar en tu propio dispositivo móvil o en el punto de información automatizado de al lado del comedor. Hasta otra Ada».

– «Iré haciéndome con eso con el paso del tiempo, gracias Pet».

Ada dispuesto a terminar el día relajándose se dirige al centro de ocio de la estación, tras recoger alimento y algo para beber se dirige hacia allí, un lugar oscuro con muchas pantallas y mucho movimiento en todas ellas, en la megafonía se escuchaba una música con ritmos trepidantes y bajos atronadores. Allí deja pasar el tiempo entretenido paseando por el metaverso, le gustaba perderse por las calles del mismo, podía simular cualquier ciudad de antaño, Roma era una de sus preferidas, aquellos ropajes, las callejuelas zigzagueantes a través de aquellos edificios de facha clásica pero estilosa, le hacía sentir en tiempos que, a pesar de todo, éramos humanos.


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