The living quarters, a patchwork of personal sanctuaries, reflect the diversity of the station's inhabitants, with doors opening to reveal glimpses of individual lives, each space adorned with mementos of the past and tokens of hope for the future

X, segunda parte

Esta entrada es la parte 12 de 13 de la serie Diario de un desterrado

Antes de dirigirse al encuentro, consideró prudente buscar la compañía de alguien de su más absoluta cercanía. Sam era esa persona, un hombre sobre el cual X depositaba su plena confianza y a menudo se apoyaba para trámites delicados dentro de la comunidad. Sabía que Sam, con su juicio sólido y su experiencia, sería el acompañante ideal para este tipo de conversaciones. Era esencial para X asegurarse de que Ada se sintiera cómodo y valorado en su nuevo rol dentro de la comunidad. Tras una corta llamada acordaron reunirse para juntarse con Ada, solían verlo casi siempre sobre la misma hora en el comedor, era muy puntual y de costumbres por lo que sin dudarlo ese sería el lugar de encuentro.

En una mesa apartada y tranquila se encontraba Ada como de costumbre, esperando por su ración de comida, se acercó a él y educadamente preguntó, «¿Eres Ada no, te importa si me siento? Me llaman X, serán sólo unos minutos antes de que te llegue la comida», «Adelante», responde.

Los nervios se apoderan del cuerpo de Ada, había escuchado hablar mucho de X, decían que era el fundador, no se le veía tanto como a los demás pero organizaba desde las sombras «¿Por qué querría hablar conmigo personalmente?».

«Sólo quería presentarme ya que aun no hemos podido coincidir tranquilamente, he estado revisado los informes y he visto que Yak ha destacado tu atención al entorno durante tu expedición, ¡la primera aun encima! quizá no seas consciente aun pero reacciones como las del otro día son las que marcan la diferencia entre un buen buscador y uno mediocre, la atención al detalle. Quería darte las gracias y animarte a seguir mejorando tus habilidades creo que tienes un futuro prometedor por delante, sólo déjate guiar por tus compañeros que tienen mucha experiencia y son muy buenos, te ayudará a mejorar».

 La misma persona se muestra sentada de espaldas en una cafetería vacía y mal iluminada, con el reflejo de luces de neón proyectándose débilmente en el interior. Las sillas vacías y la quietud del lugar sugieren un ambiente solitario, quizá separado

Sam hace acto de aparición desde las sombras, con un gesto amistoso y una sonrisa cálida que disipaba cualquier vestigio de tensión, saludó a ambos, «Veo que ya habéis empezado sin mí», comentó con un tono ligero de broma en su voz, mientras toma asiento a su lado.

Ya mucho más relajado y orgulloso de las palabras de alguien tan importante como X y con la presencia de Sam a su lado, le agradece el detalle y le asegura que está deseando aprender y mejorar para reducir los riesgos en las expediciones para ayudar a sus compañeros.

«Por suerte hemos conseguido aguantar años aquí, al principio era todo mucho más difícil, nunca nos imaginamos que nuestra historia fuese a ser tan longeva, los que hemos llegado claro, mucha gente ha pasado por aquí, unos se han ido y otros seguimos. Habitualmente pienso en ellos, ¿Cuál habría sido su destino? ¿Dónde estarán ahora?»

«Pero no debemos centrarnos en lo que ha pasado, sino en lo que está por venir. Tenemos que seguir trabajando juntos, para que el poblado siga creciendo y prosperando», continua.

«Estaré disponible para lo que la comunidad necesite», responde Ada.

X, aprovechando la pausa en la conversación se inclina ligeramente hacia adelante y mira a Ada con interés. «Ada, me gustaría saber, si no te importa compartirlo, ¿qué te llevó a tomar la decisión de escapar y arriesgarte a unirte a nosotros aquí? Es una decisión valiente, sin duda, pero me intriga conocer tus razones.»

Ada se acomodó en su silla, tomando un momento para recoger sus pensamientos antes de responder. «La vida allá fuera… está tan limitada, tan controlada, que sientes que no eres dueño de tu propio destino. Todo está dictado por el sistema, y si tienes la menor ambición de vivir libremente, te das cuenta de que ese no es lugar para ti,» empezó, su voz era firme, reflejando una convicción inquebrantable. «Elegí buscar mi libertad antes que vivir sometido bajo el yugo de un sistema que te ve como poco más que una pieza prescindible en su maquinaria. Escuché una leyenda urbana sobre una sociedad al margen del sistema que buscaba vivir fuera del alcance de sus tentáculos y, tras un tiempo investigando, me decidí a dar el paso. Eran historias que el sistema intentaba ahogar, relegar al reino de mitos y especulaciones, pero indagando un poco uno se da cuenta que muchas de esas leyendas son reales»

Sam asintió con una expresión de respeto, mientras X escuchaba atentamente, apreciando la sinceridad en las palabras de Ada.

«Mirando hacia atrás, no puedo evitar sentir que ha merecido la pena, a pesar de los riesgos, aun es pronto para tomar conclusiones pero me siento ilusionado.» continuó Ada, una chispa de esperanza brillaba en sus ojos. Las expediciones, llenas de incertidumbre y descubrimiento, la calidez de esta comunidad, y las almas valientes que la habitan… Todo esto alimenta mi esperanza de una existencia liberada de cadenas, incluso frente a las adversidades. En este lugar, me embarga la sensación de estar contribuyendo a algo trascendental, algo que resuena con el núcleo mismo de mi ser. Aquí, en medio de esta lucha compartida, encuentro un propósito que da significado a cada sacrificio, a cada elección… Aquí, parece que uno puede sentirse verdaderamente vivo.»

«En el exterior, mi día a día se sumía en la monotonía de ser un Ingeniero de Sistemas Robóticos, pertenecía al nivel 6, me encargaba del mantenimiento y la optimización de autómatas, una labor que, si bien me gustaba, rápidamente reveló sus limitaciones. El sistema, implacable en su estructura, me había clasificado y, con ello, delineado un horizonte estrecho, un camino sin desvíos hacia la autorealización. A pesar de mi amor por la tecnología y la ingeniería, el estancamiento era palpable; no había escalera que ascender ni sueños que perseguir, me encontré atrapado en un bucle, ejecutando tareas predeterminadas, incapaz de trascender mis propias ambiciones, hambriento de un crecimiento que aquel mundo rígido y clasista simplemente no podía proveer, aun con toda su perfección»

Un individuo con un atuendo futurista está sentado en una mesa con luces de neón que iluminan la escena con tonos rosas y azules. El ambiente evoca una estética cyberpunk. En su antebrazo aparece una pantalla holográfica que parece estar notificando al portador mediante luces llamativas naranjas y azules.

X sonrió, encontrando en la respuesta de Ada el eco de su propio viaje. «Esa es exactamente la razón por la que fundé este lugar,» dijo suavemente. «Un refugio para aquellos que buscan más que lo que el sistema está dispuesto a ofrecerles, con ambición. Ada, tu espíritu es exactamente lo que necesitamos aquí. Personas con valores y principios, dispuestos a luchar por el bien común.»

Justo cuando la conversación alcanzaba un momento de reflexiva pausa, el silencio se vio interrumpido por un suave pero distintivo tono sonoro, emanando del dispositivo integrado que Ada llevaba consigo. Era una señal inequívoca, diseñada para ser discreta pero imposible de ignorar; su comida estaba lista para ser recogida en el comedor. Ada, ligeramente sorprendido por la repentina interrupción, miró hacia el origen del sonido, un pequeño indicador luminoso parpadeaba suavemente en su antebrazo.

Sam y X, con la ligereza de una pluma ante la señal intercambiaron miradas. «Parece que es hora de tu almuerzo,» comentó X con una sonrisa amable. «No queremos retenerte más. Ha sido un verdadero placer hablar contigo, Ada.»

Sam asintió, agregando, «Sí, disfruta de tu comida. Y recuerda, aquí todos somos una gran familia. Si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarnos.»

Ada, agradecido por la consideración y calidez de ambos, se levantó, respondiendo con un sincero, «Gracias a ambos por esta charla. Realmente significa mucho para mí, hacía mucho tiempo que nadie se molestaba en escucharme más de un minuto. Hasta luego.» Tras depedirse, se dirigió hacia el área de recogida, Sam y X abandonaban el lugar.

X se sentía reflejado ante gente joven y valiente dispuesta a luchar por su libertad, como fundador del poblado de la estación hacía años, cuando, casi obligado, escapó del sistema, añoraba ese espíritu luchador. Desde entonces, había dedicado su vida a proteger y liderar a los que se unían a su causa. Era un hombre sabio y respetado, pero también bastante solitario.

Ya de vuelta a su estancia, agotado y con ganas de desconectar, se quitó la ropa para ponerse un chándal cómodo de andar por casa. Tras tumbarse en la cama y coger el mando a distancia, encendió el televisor que colgaba en la pared, automáticamente se abrió un catálogo de películas, las había de todo tipo, incluso podías crear las tuyas propias al momento, seleccionar género, historia, integrantes, duración, de todo; aunque, ahora mismo, tras un día repleto de hitos y decisiones sólo buscaba una forma de desconectar, algo que le permitiera vaciar su mente de las preocupaciones que lo acechaban. No deseaba sumergirse en complejas tramas o mundos distópicos que reflejaran su propia realidad ni dramas del pasado; quería algo ligero, sencillo, que le arrancara una sonrisa o incluso le permitiera adormecerse sin más.

La pantalla iluminó la estancia con un brillo suave, mostrando también un abanico de opciones categorizadas por emociones y estados de ánimo: «Para Inspirarse», «Para Reflexionar», «Para Entretenerse»… y allí estaba, justo lo que necesitaba: «Para Desconectar». Esperando encontrar algo lo suficientemente trivial como para despejar su mente se decantó por esta última opción.

Deslizando entre las opciones, su atención se detuvo en una película titulada «Las Desventuras de Kif», una comedia de ciencia ficción sobre un alienígena torpe que llega a la Tierra con la misión de conquistarla, pero que se ve constantemente frustrado por sus propios errores y la inesperada bondad de los terrícolas.

Algo en la sinópsis le pareció lo suficientemente absurdo y alejado de su realidad como para ser perfecto. Tras seleccionar la película y terminar de acurrucarse en su cama, las luces de la habitación se atenuan hasta casi apagarse, el ambiente es ideal para su sesión de cine solitario, la película empieza.

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